Cuando despertamos pensamos que será lo nuevo que nos traerá
el día.
Damos por hecho que todo será diferente, que desaparecerá lo
anterior y que no nos atormentaremos con el pasado.
La vida está llena de recuerdos que permanecen encerrados en
nuestra memoria. No podemos cambiar lo que hacemos, se queda guardado dentro de
nuestras almas.
Que difícil sería desaparecer, olvidar el atrás, comenzar el
nuevo camino. Nuestros errores nos persiguen, siguen vivos, acechando para
aparecer otra vez, para atemorizar nuestro nuevo despertar.
Es difícil soñar junto a la oscuridad. Elegir uno solo el camino
nunca es fácil. Los remordimientos de lo que nunca hiciste, lo que hiciste, o
lo que pensaste hacer te persiguen durante toda la vida.
El humo de los recuerdos, el despertar del pasado, el
amanecer del nuevo día no son suficientes para calmar tus temores.
Al final de día, ves que nada ha cambiado, solo la fecha. Es
igual al ayer, al mañana.
No cosechas las ganancias, sino las perdidas.
La regla numero uno para
sobrevivir, es no dejarte vencer por ti mismo, no por los demás.
En algún momento hay que dejar atrás tus miedos y empezar a
correr de nuevo.
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