domingo, 24 de marzo de 2013

Matices ignorados


Y aquí estoy una vez más, contemplando el crepúsculo, un día que termina y que ya no volverá.
Miro al horizonte y pienso que me he perdido, que no volveré a tener o en lo que ya no haré.
Me consumo lentamente a cada paso de las horas, pero sin embargo siento que mi reloj se ha parado, congelado en ese día que ya no volverá.
Sola en ese sofá, espero su llegada, lenta, tediosa y oscura, pero algún día se presentará.
Miro mi reflejo en ese espejo, y veo consumida mi vida. 
Miro esos ojos que han visto de todo, cosas que quiero recordar y no puedo, otras que desearía olvidar. Personas que han pasado por mi vida, unas a las que di demasiada importancia, otras que no debí habérsela dado y algunas en las que ni me fije.
Cojo una foto en la que veo a gente detrás, y me imagino sus historias, sus alegrías y sus pesares.
¿Que deje en el camino?, ya no importa, no puedo dar marcha atrás.
No dejare que me envuelva este al de oscuridad, no dejare que me venza antes de luchar.
No pasare de largo sin más
No cavare mi propia tumba y parar el reloj.
Esperaré la última campanada espada en mano.
Y cuando mi corazón empiece a sangrar, me iré contigo sin rechistar. En ese momento el reloj dejará de funcionar.

La simple existencia del ser



¿Alguna vez te has preguntado como hubiese sido la vida si tú no hubieses llegado a existir?
¿Qué sería de tu alrededor si tu no estuvieses? ¿Habría cambios? o ¿todo sería igual?
En ese momento es cuando ves la importancia que tienes en los demás, las huellas que has dejado en el camino, las vidas que has cambiado, lo que has unido, lo que has arrebatado.
La vida es como el océano, larga, oscura y profunda. Nadie tiene certeza de cuando  llegas a la orilla, cuando termina el trayecto, la vida es callada, dolorosa, injusta.  Aclarada por el tiempo, el destino, y el amor.
No pienses en lo que pudo ser y no fue, no pienses algo que no existe, que ya no tiene arreglo. Esa taza  rota, solo son marcas de inseguridad.
Dicen que dejamos este mundo como vinimos, desnudos y solos, con los ojos cerrados, ciegos, para tener tranquilidad.
No preguntes al mañana por el ayer, no revivas el ayer para esconderte del mañana. No dejes pasar el ahora por la angustia del no saber.

Almas que no se ven





En este momento hay seis mil cuatrocientos setenta millones ochocientas dieciocho mil seiscientas setenta y una personas en el mundo. 
Unas corren asustadas. Otras pasean tranquilamente contemplando el paisaje que la naturaleza les ha regalado. Algunas miran el reloj. 
A veces miraran al cielo, otras al suelo y seguro que pocas a su alrededor. 
Es ahí, en ese mismo lugar, ese mismo instante donde puede que encuentren a su otra mitad, la razón de su existencia, el gran amor de su vida, o solo un pasado atrás.


Hay seis mil millones de almas vagando por este mundo, con sus preocupaciones, sus miedos y angustias, con sus risas y llantos, sus miradas, sus palabras.

Hay seis mil millones de cabezas, en contaste funcionamiento, que rigen todos y cada uno de los movimientos que se dan. Calculando, actuando, reflexionando, meditando y previniendo el futuro y el presente que les aguarda.

Seis mil millones de corazones latiendo sin cesar.

Seis mil millones  de cuerpos que luchan entre ellas para ganar.

Seis mil millones de personas que no conoces, que nunca has conocido y nunca conocerás.    solo necesitas a una que te lleve a la felicidad.