jueves, 11 de abril de 2013

Viajes que hiciste y otros que dejaste atrás


Si despiertas un día y te paras a observar todo lo que hay a tu alrededor descubrirás cosas que antes nunca llegaste a imaginar.
Todo tu mundo, tu concepción de vida, tu mentalidad, puede cambiar en una milésima de segundo.
¿Cuánto tiempo necesitas para darte cuenta de que lo que una vez fue grandioso ya dejar de tener valor?
La realidad es un camino oscuro lleno de reflexiones que invitan a la naturaleza del ser. 
No es demasiado tarde para comprender que es lo que tienes, eres o quieres. 
No es tarde para abrir los ojos y descifrar todos esos enigmas que rondan en tu cabeza.
El arrepentimiento es un simple traje que viene en todas las tallas posibles. Como cuando crees en algo que más tarde te ha decepcionado. 
A veces escapamos del remordimiento, para no sentir culpabilidad por lo que hacemos, para no sentir el dolor, la lastima o el rencor.
A veces combatimos por reconciliarnos con el pasado, y otras escondemos la culpa, prometiendo cambiar.
Pero  nuestros mayores pesares no son esas cosas que hicimos, si no las que dejamos por el camino, las que nunca nos atrevimos a enfrentar, que no dijimos, que no pensamos, por la que no luchamos o las que nunca llegamos a rescatar. 
Todo aquello que te puede cambiar, transformar tu vida, en especial cuando ves el muro que tienes que atravesar y que se interpone en tu caminar.

miércoles, 10 de abril de 2013

Solos tu y yo


Una vez  me preguntaste que por qué te quiero y no supe responder.
Te diré porque.

Te quiero porque cada día me haces feliz con esa sonrisa pícara que tienes. Te quiero porque  me sorprendes con algo nuevo. Te quiero porque me enseñaste a amar, te quiero porque conoces mi comida y mis películas favoritas. Te quiero porque cuando estoy mal, me coges de la mano y me dices que todo irá bien, y cuando te pregunto que como puedes saberlo, tú simplemente contestas que porque estando juntos nada puede salir mal.
Te quiero porque solo tú me conoces, porque no intentas cambiar nada de mí, porque somos el uno para el otro y porque por las mañanas cuando abro mis ojos, tus estas mirando como duermo.
Porque cuando me caigo tu me levantas y cuando me hundo tu me salvas.
Te quiero porque eres mi otra mitad, mi corazón y mi respirar.
Te quiero porque me haces sentir viva y porque cuando estoy a tu lado me siento tranquila.
Te quiero porque eres tú, al que miro y siento que muero, que no estoy en este mundo, que no pertenezco a él.
No quiero que esto acabe nunca, que el amor que tenemos se esfume como el humo de un cigarrillo consumido ya.
 Quiero que nos pertenezcamos el uno al otro, el tiempo se pare cuando nuestros labios se encuentren y huyamos hacia el cielo juntos.
Algún día las agujas del reloj se pararan, el tiempo dejara de avanzar y nosotros cerraremos nuestros ojos para siempre, pero aún estando ese día tan lejos, nunca estaremos tan cerca el uno del otro. Tú eres mi destino, mi otra dimensión, mi vida, mi canción.

sábado, 6 de abril de 2013

Saber amarse es el problema


Hay quienes dicen que Dios nos trajo al mundo para sufrir continuas desgracias. Yo a todos ellos les digo que se equivocan.
 La vida está llena de matices. El cielo no es tan claro algunas veces, o el infierno tan oscuro como parece.
Nosotros somos los dueños de nuestra existencia. Las decisiones nos hacen ser lo que somos.
Quizás la culpabilidad nos da miedo y por ello no la reconocemos. Intentamos cargar nuestros problemas a los demás. Somos incapaces de llevar la responsabilidad a nuestras espaldas y eso es porque sentimos que estamos obligados a dar explicaciones de nuestros actos. Dependemos de la aprobación o desaprobación de esta sociedad que nos arrastra tanto al pecado como a la abstinencia y el decoro.
Recorremos un largo camino de dudas y resentimientos con nosotros mismos, escondiéndonos unos a otros por la inseguridad de mostrarnos al mundo.
Luchamos contra las palabras pero no sabemos acatarlas. Nos importa demasiado vivir en sociedad, gustar a los demás. Tanto es así que terminamos por olvidar gustarnos a nosotros mismos.
No se trata de mejorar para otros sino mejorar para uno mismo. No hay enemigos a los que hacer frente, críticas que acatar y actitudes que debas cambiar. La vida es así, difícil de llevar.
Si empiezas por gustarte tú, entonces acabaras gustando a los demás. 

Vencer a uno mismo


Cuando despertamos pensamos que será lo nuevo que nos traerá el día.
Damos por hecho que todo será diferente, que desaparecerá lo anterior y que no nos atormentaremos con el pasado.
La vida está llena de recuerdos que permanecen encerrados en nuestra memoria. No podemos cambiar lo que hacemos, se queda guardado dentro de nuestras almas.
Que difícil sería desaparecer, olvidar el atrás, comenzar el nuevo camino. Nuestros errores nos persiguen, siguen vivos, acechando para aparecer otra vez, para atemorizar nuestro nuevo despertar.
Es difícil soñar junto a la oscuridad. Elegir uno solo  el camino nunca es fácil. Los remordimientos de lo que nunca hiciste, lo que hiciste, o lo que pensaste hacer te persiguen durante toda la vida.
El humo de los recuerdos, el despertar del pasado, el amanecer del nuevo día no son suficientes para calmar tus temores.
Al final de día, ves que nada ha cambiado, solo la fecha. Es igual al ayer, al mañana.
Pero tranquilo, cuando piensas en ello, solo recordaras las cosas malas, lo peor de todo y todos.
No cosechas las ganancias, sino las perdidas.
La regla numero uno para sobrevivir, es no dejarte vencer por ti mismo, no por los demás.
En algún momento hay que dejar atrás tus miedos y empezar a correr de nuevo.